SIN TABÚS CON LA SANGRE
Photo: Patty Dada
Sangre y mujer en la misma oración es una combinación que siempre se polariza: en un
lado tenemos la costumbre violenta y en el otro extremo, el asco. Ha sido así desde que el
ser humano se tropezó con lo conveniente y decidió convertir lo más bonito y natural en
algo sucio y poco puro.
Mala suerte resume la realidad de la sangre menstrual en Europa durante el siglo XIII. Una
reglante provocaba que los cereales no germinaran, se empañaban los espejos, el pan no
crecía, el hierro se oxidaba, las flores se marchitaban, huían las abejas, los enfermos
empeoraban y si una mujer miraba o tocaba un niño, le producía mal de ojo; si se
engendraban en esta etapa del ciclo, nacerían pelirrojos con un alto riesgo de contraer lepra
y las niñas serían estériles. Todo esto hizo que, con el Concilio de Nicea — un acuerdo
cristiano -, las mujeres menstruantes tuvieran prohibida la entrada a las iglesias.
Y a mí todavía me dicen que si hago mayonesa con sangre en la vagina, se corta. Lo que
propongo cortar, es la falta de conciencia y la gigante pizca de ignorancia.
En el 2019 las mujeres en la India y Nepal todavía son forzadas a practicar el ‘Chaupadi’
(ilegal desde el 2005), lo que conlleva salir de sus casas mientras sangran y se enfrentan a
restricciones sociales, como bañarse. Durmiendo donde encuentren piso, con pocos
alimentos y algunas terminan acompañadas de la muerte gracias a condiciones inhumanas.
Malaui, Bolivia, Japón, India, Nepal, Afganistán… la lista no termina.
Que triste ¿verdad? Vos y yo tenemos una responsabilidad muy grande y recae en nosotros
cuidar del mundo y luchar representando a todas estas mujeres; porque poseemos un par
de recursos que pueden hacer la diferencia: información y libertad.
Impacto en el medio ambiente y la salud femenina
Se estima que se usan 17000 compresas y tampones a lo largo de una vida fértil; los
mismos que tardan alrededor de 500 años en desintegrarse. Esta cantidad masiva va
acompañada de basura aún más inútil, como aplicadores, cajas, envoltorios e instrucciones;
y si hablamos de lo que no es tan visible es todavía más alarmante. El cultivo tradicional de
algodón representa el 25% del uso mundial de pesticidas y plaguicidas. El 60% es cultivado
en los países del Sur, los cuales, en su mayoría, no tienen legislaciones medioambientales
que regulen su uso; y los trabajadores, que muchas veces no constan con acceso a equipos
de protección, se exponen a condiciones mortales. Según la OIT, todos los años se
producen 40.000 muertes por intoxicación con pesticidas. Estos desechos químicos se
filtran por la tierra, reduciendo su fertilidad, y amenazan los océanos y sus ecosistemas más
sensibles e importantes, los arrecifes. Pero la cadena de suministro insostenible no para
aquí. La industria de compresas y tampones es sucia e irresponsable.
Las empresas ni siquiera están obligadas a comunicarnos específicamente lo que contienen
sus productos pero después de tantas muertes y amputaciones de extremidades a causa
del SST (enfermedad grave ocasionada por una bacteria), empezaron a salir a la luz varios
secretos un tanto desagradables.
Empecemos hablando del blanqueamiento… una idea que vuelve a hacer hincapié en la
falta de pureza que evoca la menstruación. El color natural del algodón es sometido a un
tratamiento químico que al entrar en contacto con el agua, la intoxica y contamina y gran
parte de esas moléculas se adhieren al producto; imagináte lo que le puede causar a tu
sistema reproductor. Este proceso implica el cloro y, como resultado, dioxinas. Las dioxinas
son partículas de descomposición lenta que se almacenan en el cuerpo y pueden tardar
hasta 5 años en reducirse a la mitad. Un dato no tan gracioso: una dosis de dioxina mata a
una rata. ¿Y a nosotras? nos afectan nuestros órganos reproductores, causa
malformaciones en los fetos y afecciones a sus sistemas inmunológicos; interfiere con
nuestras hormonas y, al ser cancerígeno, potencia la endometriosis -crecimiento
descontrolado de las células del útero-, ocasiona menstruaciones dolorosas, infertilidad y
dolores pélvicos.
Otros componentes
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Se incorporan láminas de polietileno, un tipo de plástico de difícil reciclaje que deriva
del petróleo; y ya sabemos que la industria petrolera no es muy honesta.
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El Rayón es un tejido sintético que se obtiene a partir de procesos químicos
derivados del petróleo, la madera y el carbón. Sirve como absorbente y
antitranspirante, lo que ocasiona una retención de humedad brutal resultando en
bacterias e infecciones.
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El poliacrilato se refiere a un polvo blanco químico muy absorbente. Nuevamente
nos topamos con el SST (entre mayor grado de absorción del tampón, mayor riesgo
de contraer la enfermedad).
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Aunque no esté comprobado que contengan aluminio, algunas investigaciones
independientes lo rumoran y no es ningún secreto que este componente no se debe
de consumir en ninguna de sus fuentes ni presentaciones. De hecho, existe una
gran cantidad de estudios que lo asocian con cáncer, Alzheimer y patologías
hepáticas y renales.
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Las fragancias… este es un tema que me indigna profundamente porque la FDA
sólo ha prohibido 11 productos de todos los que se utilizan en cosmética e higiene,
mientras que la UE vetó 1328 tóxicos. Pero nos encontramos con una realidad
todavía más preocupante… la FDA ni siquiera ha evaluado el 80% (alrededor de
12500) del total de componentes químicos que se utilizan en la industria sanitaria.
Si no los he convencido todavía de no consentir y aprobar esta tremenda violencia,
hablemos de los dueños y su ética.
Procter & Gamble y su boicot ecologista
La multinacional conocida por Tampax, Old Spice, Dawn, Head & Shoulders… y vinculada,
por Greenpeace, a la destrucción de los bosques de Indonesia. Esta empresa, y un par de
otras (Colgate-Palmolive, Reckitt Benckiser), son responsables de las prácticas ilegales de
deforestación en las selvas vírgenes de palma (muchos de sus productos contienen aceite
de palma), principalmente en la Isla de Sumatra.
Las selvas de Indonesia desaparecen a un ritmo de 9 piscinas olímpicas al minuto. Esto
altera por completo la vida humana y destruye masivamente el hábitat de los orangutanes y
los tigres de sumatra, los cuales se encuentran en peligro de extinción. El mundo puede
negociar con aceite de palma de manera responsable y, nosotros, podemos informarnos y
actuar para que así, las empresas limpien sus cadenas de suministro.
Y por si fuera poco, P&G tiene una larga historia en la experimentación animal. En 1999
aseguró que abandonaba la tortura como mecanismo, pero en el 2003 se filtró un video
clandestino, gracias a un investigador de PETA, en donde se demostraba que se seguían
violando las leyes de protección animal.
Esto no se trata de señalar a ningún ente; de hecho P&G tiene varias metas ambientales y
sociales importantes, pero la ética que han presentado no demuestra mucha transparencia
y esos nuevos objetivos no contemplan la salud femenina.
Menstruación sostenible
Creo que es esencial entender que un ciclo saludable es sinónimo de una vida sana. No es
normal sentir tanto dolor, no es normal descomponerte, no es normal sentirte mal. NO
NACISTE PARA SUFRIR... y el planeta no nació para lesionarse. Nuestro cuerpo es más
inteligente que nosotras y, cuando habla, tenemos que aprender a escucharlo. Cuestioná a
todos los medios, a tus doctores, lo que ves en internet... y esuchate. Tu salud no debería
depender por completo de los demás; tu salud es una, cuidala.
Estas son algunas alternativas conscientes; que nosotras, al ser de las pocas con acceso a
la información y libertad, tenemos la responsabilidad de utilizar.
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Copa menstrual: el método que utilizo y, por tanto, recomiendo. Es un recipiente de
silicona que se debe esterilizar entre cada ciclo. ¡Maravilla en un vasito!
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Calzones (bragas) menstruales.
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Compresas de tela.
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Esponjas marinas: un método alternativo a la copa. Se utiliza de manera interna y
son residuos orgánicos.
Tenemos un cometido enorme con las mujeres que sufren, con las que se mueren, con los
trabajadores en condiciones inhumanas, con los animales, con nuestro aire, con nuestro
mar… con nuestro útero. Es esencial entender que una menstruación saludable es una vida
sana; y con el tiempo se ha transformado en algo más cultural y social que biológico.
¿Revertimos el proceso?
Besos,
Tae