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VERIFICACIÓN DE LA PATOGENICIDAD DE
AISLAMIENTOS DE Sordaria sp. EN PECAN (Carya
illinoinensis)
TESIS PRESENTADA PARA OPTAR AL TÍTULO DE INGENIERO AGRÓNOMO.
CARRERA DE AGRONOMÍA. PLAN 2008
Marcos Andreatta
Nombre y apellido del director: Ing. Agr. Dr. Wright Eduardo
Facultad de Agronomía
Universidad de Buenos Aires
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Fecha de entrega:
ÍNDICE
1. Resumen
2. Introducción
a. Justificación
3. Objetivos
a. Objetivo general
b. Objetivos específicos
4. Materiales y métodos
5. Resultados
6. Discusión
7. Bibliografía
pag. 2
pag. 2
pag. 4
pag. 4
pag. 4
pag. 4
pag. 5
pag. 6
pag. 8
pag. 9
RESUMEN
El Pecán (Carya illinoinensis) es un árbol frutal y forestal, siendo un cultivo en constante crecimiento
en Argentina debido a la calidad de las nueces y a la demanda internacional. Entre las limitantes
existentes para el desarrollo del cultivo se encuentran las enfermedades fúngicas. Se ha hipotetizado
que las especies de hongos incluidas dentro del género Sordaria pueden ser patógenas de Carya
illinoinensis dado que, en numerosos ensayos donde se han efectuado aislamientos, se lo halló
presente. C
omúnmente se lo encuentra dentro de las deyecciones de animales, no existiendo
información bibliográfica que avale la existencia de fitopatogenicidad. El objetivo principal de este
trabajo fue demostrar la existencia de patogenicidad de Sordaria sp. en Carya illinoinensis b
asándose
en los lineamientos generales de los postulados de Koch. Para ello se aisló este hongo a partir de
material con sintomatología específica, se realizó una inoculación en plantas vivas de Carya
illinoinensis, se reaisló el hongo de aquellas plantas inoculadas y se reinoculó. Se logró verificar estos
postulados demostrándose la patogenicidad de Sordaria sp. e
n Carya illinoinensis.
INTRODUCCIÓN
Planteo del problema y revisión de antecedentes
El Pecán (Carya illinoinensis) es un árbol de doble propósito, frutal y forestal, pudiendo vivir más de
100 años. Puede alcanzar una altura de entre 45m y 55m (Sparks, 2005). Pertenece a la familia de
las Juglandáceas. Las hojas son compuestas dispuestas de forma alternada, imparipinadas, teniendo
de 11 a 17 foliolos de forma oblongo-lanceolada, glabros y de borde aserrado. El fruto es una drupa
seca de forma oblonga y elipsoidea constituida por un embrión que es comestible, un endocarpio liso
y delgado que conforma la cáscara, y un epicarpio y mesocarpio carnosos los cuales se abren a la
madurez formando cuatro valvas longitudinales (ruezno). Las nueces de cultivares comerciales de
pecán presentan una relación en peso entre la parte comestible y la cáscara más favorable que la
nuez común (Frusso, 2007). El cultivo es originario de los Estados Unidos y fue importado a Argentina
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en el siglo XIX, llegando originalmente con fines ornamentales, convirtiéndose en las últimas décadas
en una alternativa productiva con grandes perspectivas, dado el valor nutricional de sus frutos. Es un
árbol longevo, rústico y con gran capacidad de adaptación, lo que le permite vivir en suelos de buena
calidad como en otros más pobres (SINAVIMO, 2016).
Los principales países productores son Estados Unidos y México, sumando entre ellos el 93% de la
producción mundial. La producción mundial en el período- fue de 108.000 toneladas
métricas, lo que significa un aumento de la producción en torno al 59% en los últimos diez años. Otros
productores importantes en el ámbito internacional son Sudáfrica (con el 5%) y Australia (con el 1%)
(INC, 2015). En Argentina se trata de un cultivo en constante crecimiento principalmente debido a la
calidad de las nueces y a la demanda internacional, además de la elevada rentabilidad del cultivo en
los últimos años (Noelting et al., 2
016). El mercado de nuez pecán puede catalogarse como un
mercado en constante expansión, ya que generó en el año 2015 U$S 2,4 millones anuales, pero se
estima que la producción tiene un potencial de U$S 30 millones en los próximos seis años (INTA,
2015). La implantación de éste cultivo se realiza en varias provincias argentinas contando en 2012
con una cobertura de 8000 ha. La mayor provincia productora es Entre Ríos, de la cual sale el 70%
de la producción Argentina. También la producción se focaliza en Buenos Aires y delta del Paraná.
Las plantas de nuez pecán comienzan su producción a partir del 5º o 6º año, cosechando en ese
momento entre 40 y 80 kg/ha. A partir del décimo año desde su implante la producción asciende a
400/500 kg/ha, con un rendimiento de 10 a 11 kg/planta (Bustos, 2012).
El pecán es un cultivo que requiere un clima húmedo para su crecimiento, con un mínimo de 760 mm
de precipitación anual media, aunque se necesita al menos 510 mm de lluvia durante la estación de
crecimiento. Requiere una temperatura media de 27º C durante el verano, pudiendo soportar hasta
41º-46ºC, y una temperatura invernal media de -1ºC a 10ºC, aunque puede soportar hasta -29ºC
(Adams, Thielges, 1
977; Putnam, 1951; Putnam y Bull, 1932). Con respecto a los requerimientos
edáficos necesita suelos de textura franca bien drenados, no tolerando inundaciones frecuentes.
Puede crecer en suelos arenosos siendo de preferente ubicación en las lomas bien drenadas.
Raramente crece en suelos arcillosos pobremente drenados. Las semillas de pecán pueden sobrevivir
cortos períodos de anegamiento (Peterson, 1965).
El principal productor mundial es Estados Unidos, el desarrollo de la producción local permite producir
en contraestación. Se realizó una zonificación agroclimática del cultivo de nuez Pecán en Argentina y
se trazaron zonas con diferente aptitud productiva, en las cuales se requerían diferentes condiciones
de producción, por ejemplo mediante secano únicamente, secano con riego opcional y marginal con
riego. Se encontró que Santiago del Estero, el norte de Córdoba y el extremo noreste de Santa Fé,
son óptimas desde el punto de vista térmico pero que requiere riego complementario, en
consecuencia existe una amplia zona donde la especie puede cultivarse en condiciones óptimas. Esto
implica un potencial muy amplio de crecimiento del cultivo, lo que se potenciaría por la posibilidad de
producir en contraestación. El clima argentino posee una amplia gama de condiciones aptas para el
cultivo de pecán, que abarca una importante superficie en el norte y centro del país. Un buen
aprovechamiento de estas disponibilidades agroclimáticas posibilitará la emergencia de la Argentina
como uno de los principales productores de esta especie, aprovechando la posibilidad de producir en
contraestación con respecto a los países del hemisferio norte (Sierra et al., 2007).
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Las enfermedades pueden ser un factor limitante importante en la producción de la nuez. Se ha
determinado en la zona de La Plata la presencia de sarna (Cladosporium caryigenum) (Mantz et al.,
2008), antracnosis (Colletotrichum gloeosporioides) (Mantz et al., 2009a) y moho rosado
(Trichothecium roseum) (Mantz et al., 2009b). Zanotti et al. (2013) obtuvieron aislamientos de los
géneros Pestalotiopsis (de frutos, hojas y pecíolos de cvs. Desirable, Mahan, Mohawk, Podsednik,
Shoshoni), Nigrospora (de ramas, hojas y pecíolos de cvs. Desirable, Mohawk, Shoshoni), Phomopsis
(de hojas y pecíolos de cvs. Desirable, Mohawk, Shoshoni), Alternaria (de hojas de cv. Shoshoni),
Fusarium (de hojas, pecíolos y frutos de cvs. Desirable, Nohawk, Podsednik, Shoshoni),
Colletotrichum (de hojas de cv. Shoshoni), Sordaria (de ramas de cv. Shoshoni), Botryosphaeria (de
hojas, pecíolos, frutos y ramas de cvs. Desirable, Mahan, Mohawk, Podsednik, Shoshoni) y
aislamientos bacterianos (de frutos de cvs. Desirable, Mahan). Cachau (2014), Romero (2014) y
Celotto (2015) comprobaron la patogenicidad de aislados pertenecientes al “complejo Botryosphaeria”
y Pérez Canone (2015) verificó la existencia de patogenicidad de Enterobacterium asburiae, en este
caso, como agente causal de podredumbre y caída anticipada de frutos.
Sordaria sp. fue aislado de síntomas de enfermedad en varias oportunidades. Zanotti et al. (2013)
obtuvieron aislamientos de ramas atizonadas en San José (Entre Ríos), Cachau (2014) a partir de
manchas de hojas, pecíolos y frutos en la localidad de Mercedes (provincia de Buenos Aires) y Mur
(2016) a partir de manchas en folíolos en Villaguay y Gualeguay (Entre Ríos). En ningún caso fue
probada su patogenicidad. La clase Sordariomycetes, perteneciente a la división Ascomycota
(Lumbsch y Huhndorf, 2011), contiene alrededor de 600 géneros y 3000 especies conocidas (Kirk et
al., 2001). Generalmente produce sus ascosporas dentro de cuerpos fructíferos denominados
peritecios (Lumbsch, 2000). Las especies de la clase Sordariomycetes son, en su mayoría, patógenos
y hongos endófitos de plantas, artrópodos y mamíferos, micoparásitos y saprófitos involucrados en la
descomposición y recirculación de nutrientes en el ecosistema. La mayor parte de los
Sordariomycetes producen peritecios, la forma, pigmentación, textura y posición de los ascos son
usados para su clasificación taxonómica (Zhang et al., 2006). La familia Sordariacea s e encuentra
englobada dentro de la clase Sordariomicetydae, orden Sordariales. Las especies contenidas dentro
del género Sordaria, se suelen encontrar dentro de las deyecciones de animales (Ainsworth, 2008).
JUSTIFICACIÓN
Hay que tener en cuenta que es necesario un buen cuajado y desarrollo de la nuez durante la
primavera y para la posterior elaboración de hidratos de carbono de reserva que contribuirán al
llenado del fruto y mantener las hojas en perfecto estado sanitario hasta la cosecha (Madero, Frusso,
2002), por lo que se establece que un correcto manejo del cultivo de Pecán debe tener en cuenta el
manejo de enfermedades. Es importante, en consecuencia, determinar si Sordaria sp. establece una
relación de patogenicidad sobre Carya illinoinensis a
fin de poder sumar conocimientos que ayuden a
cumplir la premisa mencionada anteriormente.
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
Determinar la patogenicidad de una cepa de Sordaria sp. s obre Carya illinoinensis
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OBJETIVOS ESPECÍFICOS
-
Aislar una cepa de Sordaria sp. de y ramas de Carya illinoinensis provenientes de la localidad de
San José.
Inocular plantas de Carya illinoinensis con la cepa aislada anteriormente.
Observar la aparición de síntomas en las plantas inoculadas, y compararlos con aquellos
presentes en el material del cual se aisló la cepa.
Reaislar Sordaria sp. d
e plantas inoculadas.
MATERIALES Y MÉTODOS.
Para la realización de las pruebas de patogenicidad se siguieron los postulados de Koch, los cuales
son una serie de procedimientos estandarizados para la determinación del agente causal de una serie
de síntomas en una muestra vegetal. Los postulados son:
-
El microorganismo acompaña siempre la enfermedad, la que no se manifiesta en su ausencia.
El microorganismo puede ser cultivado en cultivo puro y/o estudiarse en sus características.
El microorganismo inoculado en la planta susceptible debe reproducir la enfermedad.
El microorganismo reaislado de la planta inoculada debe mantener las características del
aislamiento inicial (Alippi y Carranza, 1975)
Para cumplir con estos postulados se procedió a
Se dispusieron de trozos de tallos y folíolos de Carya illinoinensis que presentaban clorosis intervenal
y reducción en el tamaño (Mur, 2016) y fueron cortados en trozos de 0,5 cm. Se realizó una
desinfección superficial con hipoclorito de sodio y Alcohol 70% durante un minuto respectivamente, se
lavó con agua destilada estéril, y se dejó secar durante 30 minutos. Se procedió a sembrar el material
en placas de Petri con medio agar papa glucosa 2%, pH=7 (APG) y se incubó durante 4 días a 20°C
hasta observar la aparición de colonias. Mediante la realización de un preparado a partir de las
fructificaciones producidas por el hongo, se identificaron ascosporas, las cuales coincidieron con las
típicas producidas por Sordaria sp. Se repicaron trozos de agar conteniendo micelio activo del hongo
en tubos de ensayo conteniendo medio APG, y se los conservó refrigerados para su posterior uso.
Se prepararon placas de Petri con micelio activo del hongo de quince días de edad y se trabajó en
condiciones de esterilidad. Se depositó agua destilada estéril en el interior de ellas y, luego de cuatro
horas, se raspó con una espátula estéril la superficie del agar a fin de desprender la mayor cantidad
de peritecios. La suspensión resultante fue trasvasada a un tubo de ensayo estéril y se adicionó una
gota de detergente Twin 80. Previa agitación con un equipo vortex, se tomó una alícuota de ella y se
procedió a realizar el conteo de ascosporas mediante una cámara Neubauer, dando como resultado
un valor de 10^6 esporas/ml.
Se dispusieron tres plantas “testigo” de Carya illinoinensis; para ello se realizaron heridas
superficiales en las hojas de las plantas y, con un pincel sin uso previamente desinfectado, se
pincelaron con agua destilada estéril. Del mismo modo se inocularon tres plantas “tratadas” de Carya
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illinoinensis; se realizaron heridas superficiales y se pincelaron análogo a las testigo, usando ésta vez
la suspensión de esporas previamente contabilizada. Las plantas fueron envueltas con una bolsa de
polietileno previamente humedecida con agua estéril, la cual se dejó durante 48 horas, y ubicadas en
una cámara climatizada a 20°C +- 2°C durante dos días. Posteriormente fueron ubicadas en el
exterior en una zona sombreada. Se observó diariamente a la espera de los síntomas. Luego de diez
días se detectaron síntomas en las plantas tratadas, realizándose una nueva observación veinte días
después. Se procedió a cortar trozos de hojas de las plantas “tratadas”, asimismo con hojas de
plantas “testigo”.
Se procedió a la siembra de material. Los fragmentos fueron desinfectados en una solucion de
alcohol 70% y hipoclorito de sodio 3% durante dos minutos respectivamente, se los lavó en agua
destilada estéril, y luego se los dejó secar durante 30 minutos. Se los sembró en placas de Petri
conteniendo medio APG y se los incubó a 20°C. Se observaron las características morfológicas de las
colonias producidas y se las comparó con las del aislamiento original.
RESULTADOS
Luego de cuatro días de incubación a 20ºC, se obtuvieron colonias que presentaron una coloración
gris oscura y una gran cantidad de peritecios en el borde de la placa de Petri. Se realizó un preparado
a partir de ellos con el fin de visualizar las fructificaciones producidas, resultando éstas de aspecto
típico de Sordaria sp.
Se observó el aspecto de las plantas “tratadas” y las “testigo” a diez días de realizada la inoculación.
En el caso de las primeras se observa el desarrollo de una lesiones necróticas de color marrón (figura
1.a); y se observa que el crecimiento de ellas se produce a partir de las heridas de inoculación (figura
1.b). No se visualiza desarrollo de esta sintomatología en las plantas “testigo” en contraposición
(figuras 2.a y 2.b)
Figura 1.a. Aspecto de las hojas de plantas “tratadas”
a diez días a partir de la inoculación.
Figura 1.b. Aspecto de las hojas de plantas “tratadas”
a diez días a partir de la inoculación.
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Figura 2.a. Aspecto de las hojas de plantas “testigo”
a diez días a partir de la inoculación.
Figura 2.b. Aspecto de las hojas de plantas “testigo”
a diez días a partir de la inoculación.
Treinta días después de realizada la inoculación se observaron nuevamente las plantas. Se observó
que las lesiones visualizadas anteriormente en las “tratadas” continuaron su desarrollo provocando,
en algunos folíolos, la caída del tejido necrosado (figura 3.a). No se visualizó desarrollo de lesiones
en las “testigo” (figura 3.b).
Figura 3.a. Aspecto de las hojas de plantas “tratadas”
a treinta días.
Figura 3.b. Aspecto de las hojas de plantas “testigo”
a treinta días.
Se obtuvieron colonias de hongos; en aquellas siembras correspondientes a plantas “tratadas” se
halló Sordaria sp. en contraposición a las “testigo”, en las cuales no se observó su presencia.
Se procedió a medir las dimensiones de las ascosporas mediante preparados. Las medidas promedio
resultaron ser 280 uM y 180 uM de largo y ancho, con un máximo de 320 uM y 200 uM
respectivamente, coincidiendo con las del aislamiento original, (fig 5.a y 5.b).
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Figura 5.a. Peritecios y ascosporas de la colonia
aislada.
Figura 5.b. Detalle de un asco conteniendo sus
correspondientes ascosporas.
DISCUSIÓN
Las especies de la clase Sordariomycetes son, en su mayoría, patógenos y hongos endófitos de
plantas, artrópodos y mamíferos, micoparásitos y saprófitos involucrados en la descomposición y
recirculación de nutrientes en el ecosistema (Maharachchikumbura et al., 2
015) . Se lo ha hallado en
“Falso Ciprés Blanco” Chamaecyparis thyoides ( Bills y Polishook, 1992). Se lo ha citado, también,
como patógeno en varias especies (Farr y Rossman, 2018). En Argentina se citó al género Sordaria
como patógeno de arándano, en las localidades de Bragado y Lima (provincia de Buenos Aires)
produciendo manchas foliares con halo pardo oscuro que se extendían desde el ápice hacia la base
de las hojas, ocupando luego toda la superficie y presentando aspecto de quemado (Von Baczko et
al., 2010). No se ha hallado evidencia, hasta ahora, de existencia de patogenicidad en Carya
illinoinensis, a
unque Mur (2016) lo ha encontrado asociado a Alternaria sp, Nigrospora sp,
Pestalotiopsis sp, Fusarium sp, Colletotrichum sp, y Rhizopus sp. e
n muestras de tejidos con
sintomatología típica de Pecan leaf scorch (PLS).
A partir del material sembrado se pudo corroborar la presencia de Sordaria sp. Las ascosporas
observadas fueron las típicas de la especie, por lo que se verifica el cumplimiento del primer y
segundo postulado de Koch y del primer objetivo.
Se preparó el inóculo de manera exitosa; gracias al agregado de una gota de detergente Twin 80 se
aseguró la correcta dispersión de las ascosporas y se contabilizó su concentración mediante el uso
de una cámara Neubauer. Se determinó una concentración mayor a 10^6 esporas/ml, por lo que se
concluye que el inóculo fue infectivo. Se considera que se favoreció las condiciones ambientales
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predisponentes para la infección mediante el agregado de bolsas de polietileno humedecidas sobre
las plantas. Se cumplió el segundo objetivo. A los diez días se observaron manchas foliares de
aspecto irregular en las hojas de plantas “tratadas” (figuras 2.a y 2.b). Esto coincide con lo esperado y
puede observarse en las imágenes que el daño inicia a partir de la herida utilizada para la inoculación,
indicando que la lesión es causada por Sordaria sp. En contraposición, no se las observó en las
testigo (figuras 3.a y 3.b); puede verse que, en las heridas de inoculación, no se produce desarrollo
de la lesión. Veinte días después se observó una profundización de las lesiones foliares en las
plantas “tratadas” (figura 4.a), evidenciándose en la continuación del desarrollo de ellas. En contraste,
las plantas testigo se mantuvieron igual (figura 4.b). Se puede ver un incipiente desarrollo de algunas
lesiones en el borde y extremo de algunos folíolos, pero resultaron ser de naturaleza diferente a las
lesiones de las “tratadas”. Se verifica el cumplimiento del tercer postulado de Koch y del tercer
objetivo. Coherentemente con la hipótesis planteada, Sordaria sp se halló únicamente en las placas
correspondientes a las plantas “tratadas”, por lo que se verifica el cumplimiento del cuarto postulado y
cuarto objetivo.
La sintomatología observada, a partir de la inoculación realizada, es similar a la observada por Mur
(2016). Se deberán continuar los estudios para determinar la especie involucrada.
CONCLUSIONES
Se determinó la patogenicidad de un aislamiento de Sordaria sp. obtenido a partir de plantas de
Carya illinoinensis, c onstituyendo ésta la primer referencia de la presencia de Sordaria sp. como
patógeno de Carya illinoinensis, t anto en Argentina como a nivel mundial. Se deberán continuar los
estudios para determinar la especie involucrada.
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